¡¡Hola,hola maniatic@s! en internet me topé con este articulo muy interesante y quiero compartirlo con ustedes. Esta es una entrada diferente a la que acostumbro, espero que le guste. Es un poco largo pero les aseguro que vale la pena leerlo.
¿Por qué el cerebro prefiere el papel?
Escrito por: Enrique Majul
El cerebro humano puede percibir un texto en su totalidad como una especie de paisaje físico. Cuando leemos, construimos una representación mental del texto. Al pasar las páginas de un libro de papel, se realiza una actividad similar a dejar una huella tras otra por un sendero, hay un ritmo y un registro visible del transcurrir de las hojas impresas.
La reconocida revista Scientifican American publicó un
artículo que pretende explicar esta paradoja: en la época de la
hiperconectividad, cuando cada vez tenemos más equipos que nos permiten
leer y contamos con acceso a bibliotecas enteras en formato electrónico,
muchos siguen prefiriendo el papel.
El libro tradicional, la revista,
el diario, siguen siendo favoritos.
Muchos trabajos hablan de que en pantalla se lee más lentamente y,
además, se recuerda menos. Hay “fisicabilidad” en la lectura, dice
Maryanne Wolf de la Universidad de Tufts.
Las personas necesitan sentir
el papel al leer, el cerebro lo pide inconscientemente.
Nosotros no hemos nacido con circuitos cerebrales dedicados a la
lectura, porque la escritura se inventó hace relativamente poco tiempo
en nuestra evolución: alrededor de cuatro milenios antes de Cristo. En
la niñez, el cerebro improvisa nuevos circuitos para leer y para ello
usa parte de otros dedicados al habla, a cuya habilidad se suma la
coordinación motora y la visión.
El cerebro comienza a reconocer las letras en base a líneas curvas y
espacios y utiliza procesos táctiles que requieren los ojos y las manos.
Los circuitos de lectura de los niños de 5 años muestran actividad
cuando practican la escritura a mano, pero no cuando se escriben las
letras en un teclado.
Más allá de tratar a las letras individuales como objetos físicos, el
cerebro humano puede percibir un texto en su totalidad como una especie
de paisaje físico. Cuando leemos, construimos una representación mental
del texto. La naturaleza exacta de tales representaciones permanece
clara, pero algunos investigadores creen que son similares a un mapa
mental que creamos de un terreno, como montañas y ciudades, y de
espacios físicos de interior, tales como departamentos
y oficinas.
En paralelo, en la mayoría de los casos, los libros de papel tienen
una topografía más evidente que el texto en pantalla. Un libro de papel
abierto presenta dos dominios claramente definidos: páginas de izquierda
y derecha y un total de ocho esquinas en las que uno se orienta. Al
pasar las páginas de un libro de papel se realiza una actividad similar a
dejar una huella tras otra por un sendero, hay un ritmo y un registro
visible del transcurrir de las hojas. Todas estas características
permiten formar un mapa mental, coherente, del texto.
En contraste, la mayoría de los dispositivos digitales interfieren con la navegación intuitiva de un texto y a pesar de que los e-readers
(libros electrónicos) y tabletas replican el modelo de páginas, estas
son efímeras. Una vez leídas, esas páginas se desvanecen.
“La sensación implícita de dónde usted está en un libro físico se
vuelve más importante de lo que creíamos”, dice el artículo de la Scientifican American
. También pone en cuestión que los fabricantes de libros electrónicos
hayan pensado lo suficiente sobre cómo es posible visualizar dónde está
el lector en un libro.
En un trabajo sobre comprensión de texto, al comparar alumnos que
leyeron en papel con otros que leyeron un texto en versión PDF en la
pantalla, se concluyó que los primeros tuvieron mejor rendimiento.
Otros investigadores están de acuerdo con que la lectura basada en
pantallas puede empeorar la comprensión, ya que es mentalmente más
exigente e incluso físicamente más cansadora que la lectura en papel. La
tinta electrónica refleja la luz ambiental al igual que la tinta de un
libro de papel, pero las pantallas de ordenadores, teléfonos
inteligentes y tabletas hacen brillar la luz directamente en los rostros
de las personas y la lectura puede causar fatiga visual, dolores de
cabeza y visión borrosa. En un experimento realizado por Erik Wästlund,
de la Universidad de Karlstad en Suecia, las personas que tomaron una
prueba de lectura comprensiva en un equipo electrónico obtuvieron
calificaciones más bajas e informaron mayores niveles de estrés y
cansancio que las personas que completaron en papel.
Las investigaciones más recientes sugieren que la sustitución del
papel por pantallas a una edad temprana tiene desventajas. En 2012, un
estudio en el Joan Ganz Cooney Center en la ciudad de Nueva York reclutó
32 parejas de padres e hijos de 3 a 6 años de edad. Los niños
recordaron más detalles de las historias que leyeron en el papel pese a
que las digitales estaban complementadas con animaciones interactivas,
videos y juegos, que en realidad desviaban la atención lejos de la
narrativa.
Como resultado de un trabajo que involucró el seguimiento de una
encuesta de 1.226 padres se informó que, al leer juntos, la mayoría de
ellos y sus niños prefirieron libros impresos sobre los libros
electrónicos. Al leer los libros de papel a sus niños de 3 a 5 años de
edad, los niños podían relatar la historia de nuevo a sus padres, pero
al leer un libro electrónico con efectos de sonido, los padres con
frecuencia tuvieron que interrumpir su lectura para pedir al niño que
dejara de jugar con los botones y recuperara la concentración en la
narración. Tales distracciones finalmente impidieron comprender incluso
la esencia de las historias.
Muchas personas aseguran que cuando realmente quieren centrarse en un
texto, lo leen en papel. Por ejemplo, en una encuesta realizada en 2011
entre estudiantes de posgrado en la Universidad Nacional de Taiwan, la
mayoría aseguró que navegaba algunos párrafos de un artículo en línea
antes de imprimir todo el texto para una lectura más a fondo. Y en una
encuesta realizada en 2003 en la Universidad Nacional Autónoma de
México, cerca del 80 por ciento de los 687 estudiantes dijo preferir
leer el texto impreso.
Encuestas e informes sobre los consumidores sugieren que los aspectos
sensoriales de la lectura en papel importan a la gente más de lo que
cabría suponer: la sensación de papel y tinta; la opción de suavizar o
doblar una página con los dedos, el sonido distintivo de pasar una
página, la posibilidad de subrayar, de detenerse y tomar nota, hacen que
se elija más el papel. Para compensar este déficit sensorial, muchos
diseñadores digitales tratan de hacer que la experiencia de los lectores
electrónicos –en inglés, e-reader– esté tan cerca de la lectura en formato de papel como sea posible.
La composición de la tinta electrónica se asemeja a la química típica
de la tinta, y el diseño sencillo de la pantalla del Kindle (una marca
de libro electrónico) se parece mucho a una página en un libro de papel.
Sin embargo, estos esfuerzos –que fueron replicados por su competidora
Apple iBooks– hasta ahora tienen más efectos estéticos que prácticos.
El desplazamiento vertical puede no ser la forma ideal de navegar un
texto tan largo y denso como en los libros de muchas páginas, pero
medios como el New York Times , el Washington Post y ESPN
crearon atractivos artículos, altamente visuales, que no pueden
aparecer en la impresión, ya que combinan texto con películas y archivos
de sonido.
Es probable que el organismo de los nuevos nativos digitales cree
otras redes neuronales que les permitan preferir lo electrónico al
papel, pero mientras tanto, hoy el resto de la población sigue
prefiriendo el contacto con las históricas hojas.
Fuente:http://www.lavoz.com.ar
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