Título: Mil veces hasta siempre
Autor: John Green
Páginas:299
Editorial: Penguin Random House
Aza nunca tuvo intención de investigar el misterio del multimillonario fugitivo Russell Pickett. Pero hay una recompensa de cien mil dólares en juego y su mejor y más intrépida amiga, Daisy, no está dispuesta a dejarla escapar. Así, juntas, recorrerán la corta distancia y las enormes diferencias que les separan del hijo de Russell Pickett, Davis.
Aza lo está intentando. Trata de ser una buena hija, una buena amiga, una buena estudiante y, tal vez, incluso una buena detective, mientras vive en la espiral cada vez más estrecha de sus propios pensamientos.
John es un autor que me
encanta y pensé que por un largo tiempo no iba a escribir nada más, por eso me
sorprendí cuando lanzó este nuevo libro y me lo compré sin dudarlo. He
observado que intentan calificar Mil veces hasta siempre en base a las obras
anteriores de John. El libro en sí es bueno pero el error está en querer que sea
igual a los otros y tratar de ponerlo a la misma altura sin considerar que son cosas distintas.
Para empezar, la sinopsis no
me parece que sea la más adecuada porque nos da una idea errónea de lo que
puede tratar. Me imaginaba que iba a ser muy similar a Ciudades de papel. En cierto sentido es así porque la estructura
que John utiliza para sus libros es la misma: adolescentes que tienen dudas
existenciales e intentan encontrar las respuestas a sus problemas. Que se
sienten tristes y la vida que llevan no les agrada mucho. Por lo que en cuanto a
trama sí es parecido. Pero por otro lado, se diferencian. Si vemos más allá de
eso encontramos que la búsqueda de los protagonistas de “algo” en cada libro es
diferente. En Mil veces hasta el infinito,
la protagonista, Aza quiere comprender: cómo se puede saber que somos reales y
que no hay fuerzas externas que controlan nuestros pensamientos. Si no puede controlar los pensamientos que se le vienen a la mente sin su consentimiento o las reacciones de su cuerpo es porque realmente no es su cuerpo ni es dueña de lo que piensa y por lo tanto estas fuerzas externas le dicen qué pensar y qué hacer. Como siempre John hace uso de las metáforas para explicarnos.
“… tu vida es una historia que cuentan sobre ti, no una
historia que cuentas tú. Crees que era el autor…Crees que eres el pintor, pero
en realidad eres el cuadro.”
Este pensamiento abre la historia y es una de
las cuestiones que se plantea la protagonista. La idea de que pueda ser así le provoca cierta angustia y por eso está en busca de la verdad. Si bien encontrarla no está explicito en el libro creo que es eso lo que quiere la protagonista ya que significaría aliviar un poco esta angustia que siente.

Aza tiene TOC y John
describe este trastorno y lo que conlleva tenerlo, como éste afecta al día a
día. Las descripciones del autor, su manera de escribir, hicieron que pueda
meterme bajo la piel de la protagonista y experimentar una parte de lo que puede
ser tener esta enfermedad. Sus pensamientos “invasivos” la afectaban tanto al
punto de querer alejarse de ellos. Su fantasía era disociarse de su mente para tener tranquilidad debido a que no puede controlarlos y parece que su mente piensa lo que quiera y cuando intenta detenerlos se frusta al no poder. Sin
embargo, su deseo no era posible porque sus pensamientos son parte de ella, son un todo. Incluso ni
siquiera podía describir lo que le pasaba, su vocabulario para especificar lo
que sentía se encontraba limitado. Acá entra a relucir la importancia del
título. Ya que como el lenguaje limita y no encuentra las palabras necesarias, la
protagonista recurre a la alegoría para explicar su enfermedad a través del
remolino o de las tortugas hasta abajo. Lo
que me pareció una brillantes por parte de John.
Un personaje que me agradó fue la amiga de Aza, Daisy, porque aportaba un poco de humor a todo el asunto y que no sea tan deprimente el libro. Por otro lado, siento que los personajes de John son una parte de la personalidad de él y que no puede o no intenta crear otros tipos de personajes con otra personalidad. Tienden hacer parecidos en el humor y sus aficiones por la literatura, poesía.
Siempre que leo un libro de John termino con la misma
sensación, como de angustia. La vida de los personajes y sus preguntas me dejan
pensando. También se debe a los tipos de finales que escribe John que me dejan cierto vacío. Sin embargo, esto no es negativo, al contrario me gusta porque entiendo la razón de sus finales.
Releyendo el libro y tratando de encontrar las dudas que
se le presentan a la protagonista me di cuenta que John se basa mucho en pensamientos
de filósofos como Arthur Schopenhauer, Immanuel Kant y puede que otros.
En conclusión, fue un libro que me encantó. Para mí, siempre es un placer leer la prosa de John. Porque además de que me encanta su escritura aprendo mucho con sus personajes y me deja varios sentimientos dando vuelta. Por eso, tienen que darle una oportunidad a Mil veces hasta siempre.